sábado, agosto 09, 2008

Las Crónicas del Loco: El Ataque de los Objetos Inanimados (Parte 3)

Aprovechando todo ese espíritu deportivo que hay por estos días, y también que hoy me vi un pedazo de Star Wars, se viene la tercera parte de esta mini-saga antes de la segunda. (Se que por ahí hay algún lector que aún no ha visto Star Wars… no voy a explicar el chiste! Véanse STAR WARS!!!!!)

Para una persona normal como El Guardián (aunque no soy normal, me voy a rebajar a ustedes un poquito para explicar el asunto) existen ciertas oportunidades de empleo que no representan mayor peligro, o reto, o problema… pero para otras personas como El Loco es simplemente inconcebible que traten de figurar en ciertos gremios.

Encontrabase un amigo a quien llamaré “Eternal Priest” trabajando de veedor deportivo, motivo por el cual conoció a un árbitro del Fútbol Profesional Colombiano (retirado hoy en día por pelele… o ese dicen), de ahí nació una bonita amistad que encontró su punto máximo en los saunas de… perdón, eso es otra historia que me mandaron a escribir.

El árbitro en cuestión invitó a mi amigo Eternal Priest a unirse a su secta! Y le pidió como prueba de fe la sangre de 2 inocentes, uno ciego, ahí es donde entro yo, y otro idiota, ahí es donde entra El Loco, puesto que para ser un árbitro profesional se necesitan esas 2 características.

Ni con todos los dedos de las extremidades de 2 equipos de fútbol incluyendo suplentes, alcanzaría para contar las veces que El Loco de entrada a un nuevo grupo social pierde todo el respeto, ya sea por la perspicacia de la gente que se da cuenta que este es el tipo que todos ‘balsean’ o porque alguno de nosotros lo dejamos en ridículo para que la demás gente lo ‘balsee’. Pero viendo la magnitud del asunto, E. Priest y yo decidimos que íbamos a respetar a El Loco como a cualquier mascota, y lo íbamos a llamar por el nombre.

Esto porque a pesar de todo, me interesa la salud del protagonista, si no que carajo escribo?, y que en numeradas ocasiones nuestro “profe” comentó que en el momento que un jugador le pierde el respeto al árbitro no es mucho el tiempo que pasa hasta que le peguen. Ahí fue donde me pregunté "carajo, El Loco a pesar de todo quiere ser árbitro? pa' que lo puteen y le peguen?".

Entonces entre E. Priest y El Guardián comenzamos a preparar a El Loco para que la gente lo respetara, le pedíamos las cosas “por favor”, lo llamábamos por su nombre de pila, dejamos de tirarle pilas a la cabeza, etc. etc. etc.

El Guardián como obviamente se esperaba, haciendo uso de su enorme conocimiento sobre el deporte rey, fue sobresaliendo entre el curso, y paso obligado fue comprar el manual de reglas de juego de la FIFA, y fue ese el instante preciso donde el Destino de El Loco dijo “acá fue”.

Era lunes en la noche y me encontraba concentrado en la clase poniendo atención a la explicación y confrontándola con lo que decía el manual de reglas de juego de la FIFA y la International Board, El Loco optó por sentarse en el puesto de atrás, absurdo, porque el salón era grande y no había mucha gente, pudo haberse sentado a mi lado para entre ambos examinar el manual de reglas de juego de la FIFA y la International Board año 2008, pero no! A él le pareció más coherente observar por encima de mi hombro… ahí maldije no tener ojos detrás de la cabeza, porque en ese momento al frente mío el “profe” se quedó callado, y alguien dijo…

USTE USTE USTE… expresión utilizada por El Loco cuando algo pasa, rápidamente giré mi cabeza y vi a El Loco aferrado a su pupitre tratando de no caerse pero su inclinación de más de 45 grados respecto a la vertical decía otra cosa… así ustedes no lo crean, esa imagen duró! Me atrevería a decir que unos 1.7 segundos, lo cual es demasiado para una caída a menos de 1 metro del suelo, y así El Loco, aún tratando de desafiar a la física y la gravedad falló, cayó y de inmediato todo el mundo rió, incluido el “profe”, ya la clase nunca fue lo mismo, era otro grupo más que sabía que El Loco era… pues eso… El Loco.

Obviamente el “profe” pitó falta, doble amarilla es igual a roja y la silla se fue temprano a las duchas.